Lo único peor de perder un hijo es no saber dónde está. Ese drama lo viven miles de padres y madres, que buscan una respuesta y muchas veces parten de esta vida sin encontrarla, porque no hay quien les ayude en su búsqueda.
México tiene un archivo con 352,019 expedientes de personas registradas como desaparecidas, desde el 31 de diciembre de 1952 al 17 de marzo de 2025. De ellas 124,263 nunca fueron localizadas, y otras 17,769 (8%) fueron halladas sin vida.
Las estadísticas son escalofriantes, porque si bien son simples números, atrás de ellos existe toda una estela de dolor, angustia e incertidumbre que acaba con la vida de las familias.
Nuevo León no se sustrae a esta triste realidad, porque la Comisión Nacional de Búsqueda recién informó que existe un corredor de la muerte en la entidad, formado por Escobedo Salinas Victoria, El Carmen, Zuazua, Villaldama y Ciénega de Flores, donde han encontrado 24 fodas clandestinas en los últimos cuatro años. Y en total 39 desde diciembre de 2018.
La mayoría de estos cementerios del crimen organizado han sido hallados por los familiares de los desaparecidos, principalmente madres, que no se rinden en la lucha por saber dónde quedaron sus hijos.
Quizá la mayoría estén muertos, pero mientras no los tengan con ellos, viven la incertidumbre de pensar que quizá los tienen como esclavos, o andan vagando, sin saber quiénes son, por alguna ciudad lejana. Si bien duele ver sus cuerpos, duele mucho más no tener donde llorarlos.
El problema ya rebasó la capacidad de la autoridad. Encontrarlos es difícil, y cuando lo han hecho, la poca credibilidad que tienen propician que nadie les crea.
México necesita saber la verdad, del Rancho Izaguirre, de San Fernando, de Ayotzinapa, de Allende Coahuila, y de tantos lugares donde han encontrado restos humanos, víctimas de masacres perpetradas por el crimen organizado.
La única certidumbre que tenemos, es que seguramente habrá más hallazgos similares, gracias al esfuerzo de las madres, y pese a la indiferencia -y quizá complicidad- de muchos funcionarios.

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